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El viaducto de la Carrera Novena de la ciudad de Bucaramanga debe pasar sobre las quebradas la Rosita y el Loro para dar continuidad a la ciudad que está interrumpida por dichas quebradas.

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La Carrera Novena pasa cerca de su confluencia y por ello el paso sobre ellas se ha resuelto con un solo viaducto de 550 m de longitud, la distancia entre los bordes exteriores de las quebradas. Su interior es una zona boscosa con grandes árboles de gran calidad ambiental, que se deben respetar al máximo. Por ello se ha planteado un viaducto de luces grandes para reducir al máximo el número de pilas a implantar en las quebradas. Dada su longitud, se ha resuelto con tres vanos, de 292,4 m el central y 129,2 m los laterales.

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Estas luces dan lugar a dos pilas, situadas cerca de los fondos de las barrancas, que son las zonas más llanas del trazo y por ello las que requieren menos movimientos de tierra para hacer las cimentaciones. Esto ha dado lugar a unas alturas de pilas de 52 y 72 m desde cimientos hasta la rasante del tablero.

La Carrera Novena va a ser una gran avenida de seis carriles de circulación y con pasos peatonales en los bordes de dos metros de ancho. Esto, sumado a los espacios necesarios para las barreras y para el anclaje de los tirantes, ha dado lugar a un ancho total del tablero de 30 m, que es extraordinario en un viaducto de este tipo.

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La luz central de casi 300 m obliga a un puente de gran luz, que se ha resuelto con un puente atirantado. El tablero se ha atirantado en su eje con un solo plano de tirantes, porque permite resolver mejor la continuidad de la pila inferior con la torre superior mediante una misma estructura continua de un solo fuste, desde cimientos hasta coronación de la torre. Las alturas totales de las pilas más las torres son de 113 y 133 m.

Un problema fundamental que se plantea en la estructura de este viaducto es su resistencia a los efectos debidos a los sismos, que en esta región pueden llegar a una intensidad alta, lo que condiciona incluso el tipo de estructura a adoptar. En este puente, definido el tablero y las torres, se hicieron estudios de diferentes tipos de estructuras, variando las condiciones de enlace entre los elementos que la forman, y considerando el uso de amortiguadores o no. La solución que ha resultado más adecuada y por ello más económica, es hacer nudos rígidos en los enlaces pila-tablero-torre, lo que da lugar a un pórtico, prolongado por los vanos laterales que se apoyan en los estribos.

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Definida esta estructura cabía la posibilidad de disponer amortiguadores longitudinales para reducir el efecto del sismo, pero la diferencia entre poner amortiguadores o poner apoyos deslizantes en los estribos era pequeña. La única ventaja de los amortiguadores era que con ellos se reducían ligeramente los desplazamientos longitudinales, pero la pequeña diferencia de desplazamientos sumada al ahorro de los amortiguadores nos llevó a adoptar la solución de dejar libertad de deslizamiento longitudinal en los estribos, y coaccionando el movimiento transversal en ellos y en las pilas. Esta configuración da lugar a un par de fuerzas en los estribos, que produce tiro en uno de ellos y aumento de la carga de apoyo en el otro, situación que puede ser simétrica como toda solicitación sísmica.

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Este viaducto tiene cimentación profunda, con pilotes de 1,50 m de diámetro y 18 m de longitud. Las fuertes flexiones en las pilas debidas a las fuerzas horizontales del sismo dieron lugar a unos encepados de 25,5 x 25,5 m, con 36 pilotes cada uno. La diferencia de altura entre las dos pilas se ve compensada por su diferente flexibilidad, y por ello las cimentaciones han resultado iguales.

El elemento más singular del puente es el tablero, debido a su ancho de 30 m, y a que está atirantado en su eje. Se ha resuelto mediante un cajón monocelular trapecial de 8 m de base inferior, y de 11 m superior, y 2,80 m de canto, determinado fundamentalmente por la flexión transversal del tablero, y la torsión debida a las cargas asimétricas, porque está atirantado en el eje.

Estas dimensiones dan lugar a unos voladizos laterales de 9,50 m, y a una luz de la losa entre almas de los cajones de 9 m, lo que obliga a triangular la sección, mediante jabalcones laterales y diagonales interiores, situados cada 3,40 m. Los anclajes de los tirantes están situados cada 6,80 m, es decir, cada dos triangulaciones. Por ello, el comportamiento de las diagonales interiores será distinto en las líneas que tienen tirante de las que no las tienen.