Pasar de lado a lado de un río se puede hacer de muchas maneras, pero pasar de lado a lado del río Segre, en Lleida, en medio de la ciudad, sobre un río tan cuidado y atractivo, no es tan fácil. Se trata de un puente urbano en el que la mirada del transeúnte se va a fijar en su aspecto, proporciones y estética. Cuando ponemos delante de los ojos de los ciudadanos una obra tan contundente como un puente, hay que hacerlo muy bien.
El “leiv motiv” de su diseño, según nuestro punto de vista, fue la esbeltez y la espacialidad. Podíamos habernos fijado otros parámetros con los que construir el puente, pero para pasar por debajo todos los días, cuanto más delgado, esbelto y elegante sea el tablero mejor y cuando se pasa sobre el puente se le ofrece al usuario un espacio, que siente le rodea y acompaña. Estas dos premisas, esbeltez y espacialidad las hemos juntado y equilibrado en el puente por medio del sistema de atirantamiento.
Abrir las pilas o cerrarlas sobre el tablero configura un espacio definido por la trayectoria de los tirantes de acompañamiento. Aquí las hemos abierto, adecuado para un puente de tamaño medio como es éste, cerrarlas entre sí produciendo un triángulo es más adecuado para un puente de gran tamaño. Este hecho configura a nuestra solución para el puente sobre el Segre, como una solución única, bastante sofisticada para su diseño y construcción pero cuyo resultado final ha sido muy satisfactorio.
Son muchas las personas que han trabajado, que han puesto su talento al servicio de una obra como ésta, otras persona, notables y esforzadas, que han ayudado, apoyado, impulsado y arriesgado por tener una obra que merece la pena para su querida ciudad.
Pienso que el esfuerzo de tantos haya servido para que la nueva presa que cruza el río no desmerezca de la preciosa y bella ciudad de Lleida.