Se trata de dos edificios independientes de 100 m de altura, constituidos por tres partes interrelacionadas.
Un aparcamiento enterrado de 6 alturas, un edificio exterior que ocupa todo el solar en tres alturas y dos torres colgadas de 21 plantas, rematadas por una cubierta superior destinada a la instalación de equipos de comunicación y la estructura de cuelgue.
Instalados estos edificios en un pequeño solar era imposible la superposición de los soportes de los tres elementos, de funciones claramente diferentes, lo que producía tal profusión de pilares que impedía la posibilidad de circular dentro de un aparcamiento enterrado de seis plantas. Razón por la cual la estructura portante de cada torre se redujo a un núcleo central y los soportes del sótano pudieran realizarse sin interferir con los demás.
La pregunta siguiente era si la referencia de las 21 plantas, de 17,4×19,4 m, a un núcleo de 6,9×7,0 m, donde se alojan ascensores y escaleras, se realizaba apoyando los pilares de borde de la torre, lo que suponía la construcción de una plataforma resistente inferior, o la de colgar las 21 plantas, situando la plataforma resistente en la parte superior. Se adoptó finalmente esta última que alejaba la gran plataforma de la parte más útil del edificio.
Pero la adopción de un edificio colgado de bastante altura, 21 alturas y 69 m, para soportar plantas de pequeña dimensión como es 17,4×19,4 m supone un sinsentido si se adoptase una estructura tradicional de cuelgue, que por aquella época, en los pocos edificios colgados que existían por Europa, siempre era metálica.
Las deformaciones axiales de estos elementos de cuelgue multiplicados por la altura del edificio producían unos corrimientos verticales, en los bordes de cada planta, mayores, que la flecha que tenían las losas de cada planta de luces en voladizo de 5 a 6 m. De aplicarse este tipo de tirantes, las plantas inferiores del edificio no estarían colgadas sino cargadas en el borde.
La solución que encontramos para este hecho fue cambiar los tirantes metálicos a tirantes de hormigón pretensado, cuyo alargamiento por las cargas se podía anular por el pretensado y cuyas deformaciones a largo plazo eran ascendentes y no descendentes.
La estructura de los núcleos rectangulares, extraordinariamente perforados por las muchas puertas para la salida de los ascensores y escaleras, está constituida por un rectángulo de 7,00 x 6,9 m y 60 cm de espesor. Sobre él se dispone, en la parte superior de la torre, un emparrillado de vigas ortogonales cuya situación era la prolongación de las caras laterales del núcelo y con canto variable de 5 m a 3 m y cuatro vigas de contorno de 3 m de canto, donde se ancla el pretensado de los tirantes.
La ejecución de esta plataforma fue especialmente complicada, pues para no encarecer la cimbra que la soportaba, una estructura en celosía metálica de las mismas dimensiones de la plataforma y apoyada en el núcleo, se decidió hormigonar en dos fases.
En la primera se realizaba la parte inferior de las vigas, la cual una vez endurecida servía de soporte a la parte superior, la cual se pretensaba. Pero cuando estaba construida la parte inferior, se paró la obra por problemas urbanísticos y de ordenanzas y así estuvo parada durante más de dos años.
La retracción del hormigón inferior de las vigas se produjo casi en su totalidad y cuando se reanudaron las obras, el hormigón nuevo, que constituía la parte superior de estas vigas, retraería por su cuenta. Las tracciones que en esta parte nueva produce la coacción de la antigua se resolvieron pretensando adecuadamente las vigas.
Una vez constituida la cabeza, la misma cimbra, colgada ahora en los tirantes, descendía hasta el suelo construyendo una planta sí y otra no. Los tirantes, prefabricados, tenían instalado el pretensado en su interior y se unían entre sí pegándolos con resina y comprimiéndolos con el pretensado. Las plantas intermedias no construidas sobre la cimbra descendente se cimbraban sobre la losa inferior ya construida, así la velocidad de ejecución de la torre se duplicaba.
Un problema significativo, que se producía durante la construcción, era el hecho de que cada una de las losas de las plantas estaba apoyada, por un lado, en el núcleo central, el cual tenía una movilidad vertical reducida y por otro en los tirantes, cuya movilidad vertical por temperatura era muy superior, produciéndose así un movimiento diferencial entre los dos bordes de las losas muy significativo, tanto mayor cuanto más baja era la losa.
Para ello se fabricó un artificio de
apoyo entre los tirantes y la losa formado por dos chapas verticales paralelas.
Cuando se hormigonaba la losa sobre la cimbra, los dos juegos de chapas
paralelos podían moverse sin incidencia. Cuando toda la losa estaba terminada y
estabilizada la temperatura exterior, se soldaban entre sí las chapas y se
podía descimbrar.