A pesar de que las propuestas de CFC en el concurso internacional de diseño del nuevo puente que cruzará el río Duero entre Vila Nova de Gaia y Oporto no fueron finalmente seleccionadas, dada la singularidad y relevancia de este concurso compartimos la primera de ellas desarrollada con la firma portuguesa STRENG.
Aprovechamos también para felicitar al equipo ganador, el también grupo luso-español constituido por las firmas Edgar-Cardoso y Arenas Asociados, por su éxito y excelente solución.
Diseñar un puente siempre es un desafío emocionante y más aún en un entorno tan singular y relevante para la historia de los puentes como es Oporto. Al nivel del listón que suponía el desafío técnico de realizar una obra de un vano principal considerable se sumaba la necesidad de acertar en su encaje y formas para que no interfiriera visualmente de forma negativa con el puente de la Arrábida sin renunciar a tener una presencia y personalidad para estar a la altura del selecto grupo de puentes de esta bella ciudad.
Nuestra interpretación de los condicionantes y de lo que debía suponer el nuevo cruce tanto en su implantación en la ciudad y como en lo que supone pasar parte de la exclusiva lista de obras que cruzan el Duero en Oporto nos llevó a apostar por una solución arriesgada planteando un puente novedoso e innovador, tanto formalmente como estructuralmente, con la clara pretensión de estar a la altura y de dar continuidad a lo que han supuesto todos los puentes anteriores en la ciudad y en la historia de la ingeniería.
Todos ellos son ejemplares en tanto introdujeron formas y lenguajes nuevos reflejo de las capacidades del momento en que se realizaron y, por polémicos o no que pudieran en su momento, con el tiempo su personalidad y presencia han llevado a conformar de forma inseparable con el resto de elementos de la ciudad, el paisaje urbano junto al río.
Aunque era una opción con riesgos, optamos pues buscar una solución muy diferente de los puentes anteriores, pero a su vez basada en una solución en celosía, creando así un vínculo con las que se desarrollaron en el S XIX para realizar las magníficas obras de los puentes de María Pía y de Don Luis Il. El lenguaje formal es muy distinto pues nos hemos basado en una nueva lectura de este tipo de estructuras aprovechando y apurando las posibilidades que la tecnología del siglo XXI permite.
La propuesta es un puente pórtico sobre células triangulares asimétricas, con tablero en celosía con una disposición de sección abierta con un único plano de diagonales de grandes diagonales metálicas asímetricas en el eje de la sección y cordones superior e inferior de hormigón pretensado. El objetivo de esta disposición, poco habitual, era poder que la estructura fuera visualmente lo más ligera y transparente posible, dibujándose simplemente en sentido longitudinal los bordes de los cordones y reduciendo al máximo la presencia de las diagonales.
Desde el punto de vista del comportamiento resistente, la singularidad principal de la propuesta, además de la acción mixta de la flexión general, está en cómo se controla el efecto de la torsión. Como ocurre en las secciones abiertas es necesario recurrir el trabajo en su plano de los cordones superiores donde se activan pares de fuerzas opuestas para compensar las cargas excéntricas. Esta disposición no es habitual en los grandes puentes pero, como ya habíamos comprobado en soluciones similares que habíamos estudiado en otras ocasiones, es un m mecanismo resistente suficiente para controlar tanto los esfuerzos como las deformaciones. A esto ayuda la gran rigidez en su plano de las las plataformas de hormigón y la dimensión de las diagonales proporciona igualmente la rigidez suficiente para controlas su flexión fuera del plano.
Cumplíamos así el doble objetivo que nos marcamos siempre en nuestros diseños: poder llegar a una configuración formal nueva a partir de un comportamiento resistente eficaz.
Desde el punto de vista formal la solución introduce en su entorno una nueva geometría de gran modernidad y dinamismo, con la mayor ligereza y transparencia posible evitando grandes paredes opacas que entorpezcan la visión y a la vez huyendo de la la confusión que se produce en las visiones oblicuas de las celosías de doble plano.
Funcionalmente además la disposición en dos niveles aportaba un aspecto interesante, la posibilidad de aprovechar como plataforma de paso los dos niveles de la celosía y no sólo el superior, aspecto que además de permitir crear itinerarios alternativos y variados, abría la posibilidad a otras alternativas de para la ordenación y para los niveles de tráfico vehicular y de Metro, aspecto en el que no había un consenso claramente cerrado en la ciudad.
Aunque desgraciadamente nuestra apuesta no ha sido premiada, el haber tenido la ocasión de participar en un concurso como éste es en si ya en si una gratificación, más aun habiendo podido trabajar con un equipo tan enriquecedor formado por los excelentes ingenieros de nuestros socios, STRENG, y por los extraordinarios arquitectos Adriano Pimenta y Tiago Figueiredo, cuyos inputs y propuestas siempre fueron enormemente enriquecedores para centrar la propuesta.